martes, 24 de noviembre de 2009

Instantes




Un tanto perdido de la blogósfera y su movimiento.

En esta oportunidad, casi a veinte días del ultimo posteo subrayare la agresividad con que evolucionan las cosas que atañen a este planeta. Y si se trata de frases hechas, hay que seguir en la briega. Como en el epitafio aquel de ser fiel a tu propio espíritu. A Cioran y sus émulos muy posiblemente les sea seductora la gran ruptura que le acaece a este vetusto y sobreescrito, ampliamente borroneado Gran Libro del Mundo. A el se remiten desde hace siglos los cientificos y los gestionadores de la llamada política. Te das cuenta y bailas incluso sentado delante de una pantalla con programas muy parecidos a sedantes.

Algún pensador advirtió acerca del regalo de kali, la caja de pandora que capta la inteligencia visual de forma masiva. Chavez gobierna desde su vitrina televisiva, Uribe hace lo que puede desde su aplomo abarcante, omnicomprensivo. Parecería que el coronel prefiere disparar tanto como pueda su proyectil charlatan, imponente, y su némesis al otro lado algo similar logra cuando se ha transformado en el mandacallar oficial en los últimos tiempos de la vida político-social del país del Sagrado Corazón. Los otros como que siguen montando sus respectivos platillos y tejemanejes administrativos. Siguen siendo pocos los que se unen para fastidiar a los muchos.

Un saludo afectuoso a todos los los miembros de los sketches.
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martes, 3 de noviembre de 2009

El Baile del Reencontrado

He aquí ante tus ojos la osamenta,
véanla llegando a gatas a su meta;
bromista de los portentos razonantes
llegas al extremo de menospreciar
el fruto apresurado del caos.

Tus fuentes traen aguas que corren
mucho antes del diluvio auspiciado
por los genios de la era antigua
que en calidad de titanes se largaron
al exilio cósmico para su placer,
para elucubrar vendetas futuras.

Seguro que ésta metástasis
nada sencillo es neutralizarla,
reversarla tras cuatro milenios
de burdo manoseo simbólico
acompañado de la gran
tergiversación ritualista.

Pues la obra teatral marchaba
y llegó a concretarse por cuenta
de unas cuantas insidiosas
alianzas preparadas en el silencio
de las puertas cerradas.

Te prometes lo advenedizo
de una pureza hallada no aquí
sino en el porvenir, celebración
no el arrojo en pírrica batalla,
contra la propia tela de araña
entrelazada de hábitos,
temores, merodeos, etc.

Y como un remanente de luz
queda el cielo alimentando
de oro solar la piel sedienta
de la serpiente.