sábado, 23 de noviembre de 2013

El Cigarrillo Te Puede Enloquecer y Otros Denuestos

















I

Exaltación cuando llegan
esos días extraños en que
no te pierdes en la mirada del otro
Días en que no dispones
de las extrañas caras que miran
entre el aguacero que se atesta
lazos que unen a unos con otros
telas de araña que nos asemejan
a la colmena de las mieles y de las hieles
estropicio que hace sangrar
a las Sirenas de la Belleza


II

Sin música
definitivamente apaga las luces
vayámonos a dormir
si ya no queda más canción que cantar
si ya no hay más son que escuchar
si ya no queda ritmo que bailar
al cadencioso ritmo
de unas caderas
que aman el retumbar fragante
de ondas oceánicas femeninas
donde Ella es el centro de todo
la nota melódica en la creación
puertas abiertas de la percepción
donde toda nota infinita
tiene lugar para purificar
este estropajo de existencia


III

Extrañas las sensaciones de la niñez
el amor dos veces recompensado
de las nubes dibujando paisajes
de nubes que nos sonríen
de lunas,
de familias de lunas
que solamente se alegran con nosotros
Dios, ese si lee entre lineas
y nos lee como si se tratase
de una operación quirúrgica
de altísima precisión

Me detuve ya en la persecución
enfermiza de la Musa de Los Últimos Días
porque Lilith de Los Primeros Días
ha aparecido y la he desposado.


IV

 (Plegaria)

Dios organiza un poco mi cabeza
oh Señor usa tu providencia
para alejarme del mal
líbrame de la Potencia Oscura
al final del túnel se que estás
por encima
de todo credo particular del hombre
de toda aglomeración de ritos
y hechicerías experimentadas
por los convidados de la aldea terrestre
Ayúdame a llevar estas riendas de vida
que a duras penas sostengo
entre tanta canalla postergación
entre tanta cobarde hipocresía
Muero de mil muertes
cada vez que me siento como un francés
es decir lamentando no haber dicho
en su momento lo que en realidad sentía
porque se tiene al fín conciencia
del poder catártico de la palabra.





jueves, 21 de noviembre de 2013

Caín, La Esfinge Inquieta







Si tuvieras idea de tu inmenso poder
nunca estarías comiendo en la palma de nadie
y tu amor se encaminaría a la soberanía
total de tu cuerpo y de tu mente
donde gobiernas tú porque
solos venimos y desnudos volvemos
igual que nos acogió la Madre Tierra
en alguno de sus vientres sagrados
donde sin saberlo siquiera
empezábamos a celebrar el hecho
de haber nacido en un cuerpo humano







vendrían los roces entre piezas de carne
donde enloquecerían todas las sobriedades
y derramaría goce sobre toda carne
el temblor de los músculos
y la agitación de la mente
donde se pierde toda noción
que ayer nos herimos a nosotros mismos
y mientras somos dos o más serpientes
que se entrelazan como raíces de árboles
como los bucles de la Gorgona
sacando chispas con el oleaje
de almohadas, de césped
de maderos cubiertas de sábanas
y el idioma desconocido
pero sospechable, sugerible
de unos ojos que te atraviesan
te transgreden
despertando el Demonio del Terciopelo






















donde luego reinarán
nuevos olores, fragancias de la piel florecida
y los ríos que se agitan dentro de tu cuerpo
los temblores subterráneos
que luego se fugan a mi cabeza
y me hacen gritar, gritar, gritar
entre desgarrados matices
que suelto sobre tus carnes
abrasivas y luego me devuelves
el juego de ricos lenguajes
que le propone tu rostro al mío
nuestras escamas ahora
cuentan la historia del mundo
la historia de nuestros temores
y es el simbolismo
de nuestro terror primario
convertido en lo sucesivo
en el veneno purificador
en la quintaescencia
de la errancia de Caín.