Entrada en años la Maga de la Montaña
No sigue siendo otra cosa que el reflejo
De su propia visión de los árboles y la magia
Del sexo que brota en cada flor
De la noche que sigue el curso de la locura
Cálida, tan suave como el pico del embrión
Ella sola ha navegado los ríos del sueño
Surcando aguas que sólo ella conoce
Porque le son dadas
Porque le es dado inventarlas
Turbulencias de antiguos reinos
Lejanos designios de reyes míticos
Reinas de fabulosas gestas de poetas
La inspiración encuentra trabajando
Al gigante de sus propios artificios
De modo que horas se convierten
En lapsos que se estiran como látex
Hasta alcanzar a rozar los vientres
De la eternidad que os subyuga
Las grandes avenidas, las torres de luz
Ciudades que son portales de otras
Colmenas de interacciones cerebrales
Cerebros de luz, claroscuros, contrastes
Un genio de la botella anda en ajustados jeans
Con su guitarra, su tarot y su tambourine
Hojas arrugadas que contienen en sus fibras
Las claves fundacionales de sus creaciones
Auténticos paraísos, antídotos del mal.
Canciones no perdidas en los juegos de azar
Sino alegría por los ciclos y las estaciones
Aparición gozosa de la Maga de la Montaña
No desvanecida por los deseos no cumplidos
Ni fastidiada por la introducción no avisada
Del asomo de locura
En trenes desquiciados viajaban nuestros cerebros
Caminando entre vagones de todas partes
Transiberianos, Southern Rail, Interoceánicos
Asomando sus exhalaciones en montañas purificantes
Mientras guardábamos un calor interno
O soportamos bien el frío
Y las duchas a presión
Que nos envía en bloque
La masa divina