El Cantor de los Vagones del Metro

Aprendió un arte escondido
en los lunares del sexo catalán

aprovechamos juntos el viento
brumoso sibilando entre los
retorcidos fierros del metro

las notas de un blues
que recorría las escaleras
de las "pubs" londinenses
como un recuerdo de la refriega
en las tascas de Úbeda

donde el hombre
rumiaba los discos
de vinilo
en que se sucedían
los trabajos carraspeantes
de King, Moody, Johnson

los versificadores de cataluña
y la vieja tradición
de los "toubadours"

para que en lo sucesivo
se formaran las proyecciones
de un perseguidor de muy particular estilo
de un asechador de las faldas fragantes
del "underwear" floreciente
de ondas oceánicas, mediterraneas

con el tiempo esa voz
que de cuna vendria afinada
en los bemoles de un Low Rock
tomaría cada vez el eco
de un coñac de malevaje
pronunciado bien lejos
de las catedrales

cada vez mas cerca
de los taconeos simbolicos
seguimos la ruta hasta encontrar
los empleos de a peso

las colocaciones
de tu no saber donde

y al ir y venir las aves que te cantan
ya no visitaban nuestras zonas
de un vudú muy conspiracional

con una pelea demasiado larga con el sistema
pero viendo la cosa es dejar de enfrentarse
a ese megaomnicomprensivo fantasma
y espantar sus hormigas
que dispersan los diversos anticristos
por toda la faz de la tierra

como la pereza,
la falta de sueños
y de iniciativa claro esta
en el ejercicio de
activar la voluntad
en favor propio

se mecen palmeras
con la brisa marina
y el atestamiento
evanescente de los autos

la luna está amarilla
y los peatones
gozan de
un fin
de día
quiza tedioso
quiza triunfal
pero que
valoran
como algo
de un
cercano
inmenso
valor

o escaso que se yo
depende de como lo mires

ya es otra cosa
buscar los defectos
y reparar (en)el daño